Esta festividad se pasa el domingo posterior al 13 de junio de cada año, en la
iglesia de San Antonio, donde se inicia un paseo o desfile en el que se disfrazan hombres, mujeres y niños,
coloridos como animales, políticos,
travestis, etc. Son disfraces hechos
de ropa vieja, cajas de cartón, papel maché, cables, masking tape, y cualquier
otro elemento a la mano que les sea de utilidad. Se representan a caricaturas
del momento así como personajes extranjeros y celebridades de todo el mundo.
Los travestidos son tradicionales en el festival. Hombres vestidos de
mujer, y mujeres vestidas de hombre, todos reunidos en el Día de los Locos. La gente también suele llevar labial
o betún en las manos para ensuciar quien está pasando por la calle. Hay quien
lleve bombos, tambores y cornetas y haga un verdadero carnaval.
En este arbolado espacio, cientos de espectadores aguardan el arribo
del desfile para aplaudir y celebrar a los más originales atuendos de los “locos”
quienes, a su vez, tienen que pagar la aceptación del público lanzando todo
tipo de dulces.
Al ir desfilando los participantes arrojan dulces a los espectadores por lo
que el espectador experto prepara la sombrilla que ha llevado para cubrirse del
sol, colocándola de manera inversa para cachar más dulces. Después del desfile, los locos vuelven a ser quien
eran antes y todo vuelve a la normalidad.
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